Más diseño joven en Cibeles Fashion Week (II)

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El martes 22 de septiembre tocaba a su fin la 50ª edición de la Cibeles Fashion Week, el evento de moda más importante de nuestro país, marco privilegiado en el que se dan cita los mejores diseñadores, la prensa más top (e incluyo por supuesto a los bloggers), los mejores estilistas y numerosas celebrities.

Como ya ha sucedido en ocasiones anteriores, el último día se reserva para mostrar las creaciones de nuestros talentos emergentes en desfiles dobles que comienzan a primera hora de la mañana y durse alargan hasta media tarde, momento en el que, como también es ya habitual, Carlos Diez pone el broche de oro.

Comenzó la mañana con Anke Schlöder y Krizia Robustella. Muy poquita gente en las gradas, una pena porque fue un gran doble desfile de dos grandísimas diseñadoras. Los organizadores deberían hacer (y me consta que este año se hará) un ejercicio de autoanálisis que ayude a solucionar una situación que esta edición ha sido más preocupante que nunca y es la falta de asistencia de público y prensa a los desfiles de la mañana.

La alemana se decantó por una colección más ingenua y dulce que en ocasiones anteriores dando protagonismo a telas vaporosas y primaverales en tonos rosa pálido, verde manzana y amarillo limón. Lo cierto es que eché de menos a la Anke más rockera y rompedora que me enamoró por completo en la pasada edición y que tantos elogios atesoró. Me gustó su propuesta, la del próximo verano es una buena colección, sencilla y femenina, con algunas piezas sublimes, pero a mi modo de ver no está a la altura de lo que crea cuando saca su lado más canalla y transgresor.

Krizia Robustella tiene ganado mi corazón desde la primera vez que la vi desfilar en el Ego de Cibeles. Pero mi admiración no es incondicional, necesita ganársela colección tras colección, y no hay duda de que hasta ahora lo ha conseguido; una y otra vez me hace caer rendida a los encantos de su ropa chandalera deluxe. Cuando la catalana pone a funcionar su cabecita siempre encuentra un motivo interesante y muy vivencial sobre el que pivotar todo su trabajo de colección (lo que para mí es una de sus más grandes cualidades). Para la ocasión eligió la Kermesse, la feria ambulante con sus autos de choque, sus puestos de chucerías y sus tómbolas... y todo ese ambiente castizo de las fiestas de barrio que ella quiere transmitir a través de sus prendas y su puesta en escena sobre la pasarela. En pocos desfiles las modelos caminan tan relajadas, cómodas y sonrientes.

Krizia continúa con su estética deportiva y oversize con claras reminiscencias hip hoperas, ¿por qué iba a cambiarla cuando forma parte tan indisociable de su personalidad? Una vez más la joven diseñadora nos enseña una parte de su mundo sobre la pasarela y nos cuenta una historia a través de todas y cada una de sus prendas. Para el próximo verano propone naranjas, azules y grises en camisetas XXL, capuchas, leggins, maxi sudaderas que se convierten en vestidos... Cada día más grande y más centrada, Krizia Robustella cuenta ya con su primera tienda propia en Barcelona (c/Montsió, 6 bis).

Continuó la jornada con Nicolas Vaudelet para El Caballo. Lleno hasta la bandera que deja bien claro el enorme tirón que esta centenaria firma sevillana de lujo, rancia donde las haya, ha logrado gracias de los nuevos aires que el diseñador francés imprime desde el año 2007. Paula Echevarría, Arantxa del Sol, Juncal Rivero, Paloma Lago, Bebe... y una larga lista del famoseo más chic de nuestro país que no quisieron perderse al que se ha convertido en uno de los diseñadores más alabados de Cibeles. Inspirándose en los marinos, pescadores y aventureros de ultramar así como en la sofisticación étnica del Nuevo Mundo y las culturas incas, mayas y aztecas, Vaudelet presentó una colección muy técnica sin apenas detalles accesorios que gustó mucho y que augura a El Caballo un gran éxito comercial.

El desfile de la cordobesa Juana Martín -que me había defraudado en su colección anterior- fue una de las grandes sorpresas de la jornada. Abandonando la tediosa monocromía del invierno, la diseñadora presentó una propuesta fresca, colorida y luminosa inspirada en la gran película El tiepo de los gitanos del maestro Emir Kusturica y en los grupos étnicos arraigados en el sureste de Europa. Volviendo a las raíces de la pura esencia gitana, la andaluza nunca olvida ese importante papel que desempeña representando y dando a conocer la realidad y diversidad de la malograda cultura gitana. Maravillosas sus prendas, sobre todo las de la primera parte del desfile (la noche me gustó bastante menos), con sugerentes colores, formas y estampados en vestidos, faldas y trajes de chaqueta.

Llegó el turno de la diseñadora gallega María Barros, a quien un juego de tres colores: blanco, naranja y azul petróleo bastó para crear sobre la pasarela una atmósfera mágica de elegancia y femineidad. Si su colección anterior era un homenaje a la bailarina americana Loïe Fuller, Oneguin lo es al mundo sofisticado y teatral de la ópera Eugenio Oneguin, con música de Tchaikovski. Fiel a su línea de trabajo pero con una clara evolución en lo que a cortes y patronajes se refiere, María Barros presentó una propuesta de aire barroco, de materiales vaporosos (sedas, organzas, rasos y algodones) donde el vestido es una vez más protagonista de excepción. Continúa deslumbrando con su maravillosos trabajo de costura en puños y cuellos, pliegues y volúmenes.

Eterno y tedioso el desfile de baño de Montserrat Bassons. Demasiadas salidas lograron ensombrecer el trabajo de esta diseñadora catalana con más de treinta años de experiencia en el sector, inspirado para la ocasión en el París y la Rivera francesa de los años cincuenta. Reconozco que me cuesta horrores ver baño sobre una pasarela (de hecho no me quedé a Dolores Cortés y Guillermina Baeza), me siento incapaz de juzgar las colecciónes más allá de los esculturales cuerpos de las modelos -que muy bien podrían lucir dos hojas de parra y convertirlas en grandes creaciones- y del poco juego de una prenda ya de por sí poco interesante. Calzedonia, TCN, Triumph, Montserrat Bassons... me cuesta encontrar diferencias. Lo reconozco, es mi asignatura pendiente.

En la sala Neptuno coincidieron las chicas de El Delgado Buil con un esperadísimo debutante, Serguei Povaguin. Siempre echo de menos en los desfiles un mayor trabajo en la puesta en escena. Es curioso como muy pocos diseñadores echan mano de otros campos artísticos cuando muestran sus creaciones sobre una pasarela. Macarena y Anna estuvieron muy acertadas deleitándonos con una pequeña actuación al terminar su desfile de cuatro jovencísimas majorettes (Majorette es el título e inspiración de su colección) que dejaron a todos boquiabiertos con su maestría con los palos. Un diez para ellas a pesar de los problemas con la música que han marcado la tónica de esta edición de la pasarela Cibeles. Su colección, llena de volantes, apostando por los tonos pastel y siguiendo su tradicional mezcla de materiales, se ganó el aplauso del público y el favor de la crítica.

Serguei Povagin me deslumbró la primera vez que lo vi desfilar en Cibeles y ha sido mi apuesta más firme junto a María Escoté (un resfriado me impidió asistir a su desfile pero dicen las buenas y hasta las malas lenguas que fue un absoluto éxito de asistencia y que su propuesta encandiló a todos, cosa que no me exrtaña pues es una de las grandes de este país). Ganó el Premio L'Oreal el año pasado y resultaba evidente que su sitio ya no era el Ego: se mercía el salto que en su día dio Krizia Robustella y así lo entendió Cuca Solana. Mucha expectación en el debut del ruso que sigue trabajando las telas y entendiendo la estética femenina como nadie. Una gran lección de clase y elegancia aunque para mi gusto le falló la elección de la prenda base: la bermuda a media pierna elástica ajustada no funcionó demasiado bien.

Cerraron el día Sita Murt y el mediático Carlos Diez. Sita Murt eligió para el verano siluetas limpias y puras en una paleta de colores neutros iluminados por sutiles toques de neón. Maravillosos vestidos en materiales nobles como el algodón, el lino y la seda natural, ideales para colgar de la percha de un armario o una bonita tienda pero sin mucho que decir sobre una pasarela.

Pocos diseñadores de este país despiertan tanta expectación como Carlos Diez. Lleno completo en la sala, masiva presencia de diseñadores: María Escoté, David Delfín, Ana Locking, Krizia Robustella... Una de las colecciones menos provocadoras del madrileño que aún así logró meterse al público en el bolsillo y que con su paseillo final demostró por qué se le quiere tanto. Genial sus estampados con pelucas que también coronaban las cabezas de todos los modelos. Materiales muy tecnológicos como el vinilo, cortes radicales y vanguardistas que siguen demostrando que nadie como él puede romper de manera tan radical con los moldes convencionales y lograr convencer a todos. El diseñador bilbaíno aprovechó además para enseñar su nueva colaboración, esta vez con la firma de ropa interior Jockey. Y, como siempre, el calzado de la firma Converse con la que también colabora.

Como nota curiosa: Zara no desfila oficialmente sobre la pasarela pero sus zapatos forman parte indiscutible de Cibeles. Desfile tras desfile vimos aparecer todos los modelos que la firma gallega comercializa en sus tiendas. ¡Qué harían los diseñadores sin ellos!

Un año más la Semana de la moda madrileña llega a su fin, recibe críticas y se echa en falta el apoyo de la prensa internacional y el (aún peor) de los compradores. Celebrities para dar y tomar, más interés en quién se sienta en front row que en lo que sucede en la pasarela... Y aún asi, y con todo, seguiremos ilusionándonos con cada nueva edición y deseando formar parte de ella. ¡Nos vemos en febrero!